Los espacios inundados por el humo y el aroma de sus cigarros, no permitian ver claramente la imagen de su rostro,  sus ojos fijos en el telefono celular, casi sin pestañar, dejaban atras ese brillo de ojos humedos y profundos, de los cuales el ya ni recordaba. Ser sin espejos, sin tiempo, sin un hoy, solo un pasado desparrama su vida que se desvive cada amanecer.
Sus pasos cansados, desacompasados, a veces sin rumbo, permanecian alerta al cruce de las calles, esas aceras que lo vieron moverse como la musica, hoy no lo reconocen, se vistieron de grises, se tornaron en tunel sin  final.
Triste, triste triste
Con la cabeza baja y las manos apretadas prefiere el automovil, los bares, los encierros, el celular, el aroma a la mujer de turno, el acohol, el cigarrillo y esa mesa de cafe atrapadora de sueños sin conquistar, olvidados, resecos inconclusos.
Oidos sordos, cerrados, abiertos a la melancolia del pasado.
Pausadamente se rinde, cobijado por el comodo sillon frente a la tele, sin saber, que otros mundos viven alli afuera, saltando la ventana como Robin Hood, ese niño que aun lleva adentro y que sus lagrimas ahogan cada noche antes de dormir.

M.A. Reservado derecho de autor